La Gran Cuaresma – la reina de las cuaresmas – es el
período de preparación de 40 días (de ahi el nombre de Cuaresma) para la Semana
Santa. En este período la forma por antonomasia para prepararse es por medio
del ayuno.
Algunos creen que “Ayuno” es principalmente no comer
carne (o “in extremis” no comer). Pero en el mundo ortodoxo la cosa no funciona
así.
El Ayuno
La Ortodoxía no entiende el ayuno como un imperativo
categórico formal (mera formalidad), esto es, como una privación de comida o de
cualquier cosa de forma casi masoquista que hay que cumplir a cambio puntos
canjeables para la gloria eterna (cual mera transacción – tu me das, yo te
doy-).
Al contrario, el ayuno es un instrumento, una
herramienta, un medio y no un fin, es un regalo que se hace a uno mismo con el
fin de facilitar la búsqueda de Dios ¿aló?¿Un regalo? Así es, por medio del
ayuno uno se despoja de todo aquello que te entorpece en este
camino...
La clave es la siguiente:
Ayuno = Oración + Arrepentimiento + Desapego + Vida
comunitaria
La iglesia recomienda un ideal de ayuno: abstinencia
de carnes y todo producto animal (incluye huevo, leche, quesos, etc),
abstinencia total en ciertas ocasiones. es obligatorio para todo el que pueda
realizarlo, a una persona que con suerte puede comer, no se le puede exigir que
no coma tal o cual cosa, así como no se le puede exigir a un enfermo a un
anciano ayunar de la misma forma que una persona buena y sana. Pero si se le
puede pedir a aquellas personas que sean mas caritativo, mas piadosos o que
renuncie a ciertos vicios.
El ayuno es un proceso interno, es decir, no se
ayuna por pose o figuración (Mateo 6:16). Si alguien ayuna para dárselas de
místico o un asceta espiritual de segunda mano, no esta ayunando ¿por? porque
no hay desapego, y en este caso el apego lo da el afán de figuración, el EGO.
Si bien es un proceso interno, no significa que sea
un proceso solitario, cuando se comparte con hermanos en la fe que también
están haciendo su propio “esfuerzo total” por llevar una vida mas quieta
disciplinada y contemplativa, sea orando, meditando, cantando, haciendo obras
de caridad, compartiendo una cena este difícil período de “limpieza espiritual”
se hace muchísimo mas llevadero – lo cual nos lleva al concepto genuino de
Iglesia como “Comunidad”-. Cristo dijo “En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33)
Si no observas el ayuno, no te ganaste un pasaje en
primera clase al infierno, sino que te perdiste una magnífica oportunidad de
mejorar como persona y principalmente como Cristiano.
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