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Cómo debe prepararse cada uno antes de la confesión Según San Nicodemo el Agiorita

¿Qué es el arrepentimiento?
Hermano pecador, esto es la preparación que debes llevar a cabo antes de que te arrepientas e ir a la confesión. Conoce primeramente que el arrepentimiento, según San Juan de Damasco, es un regreso del maligno a Dios, que se produce por medio del dolor y la ascesis. Así, también tú, amado, si deseas arrepentirte correctamente, debes partir del maligno y de sus diabólicas obras y regresar a Dios y a la vida propia de Dios. Debes abandonar el pecado, que es contra natura, y volver a la virtud, que es según la naturaleza. Debes odiar tanto la maldad, que puedas decir, junto con David: “Aborrezco a los de corazón doble y amo tu Ley” (Salmos 118:113), y en su lugar, debes amar el bien y los mandamientos del Señor tanto, que también puedas decir, junto con David: “Por eso amo yo tus mandamientos” (Salmos 118:127). En pocas palabras, el Espíritu Santo te avisa por medio del Eclesiástico sobre qué es verdaderamente el arrepentimiento, diciendo: “Entra en la compañía del siglo santo, con aquellos que viven, y dan alabanza a Dios. No te pares en el camino errado de los malos. Alaba a Dios antes de morir; pues el muerto, como si no fuese, no puede alabarle”.



Confesar a un padre espiritual experimentado
Primero, busca y conoce quién es el más experimentado padre espiritual, porque San Basilio el Grande dice que así como la gente no muestra sus enfermedades y heridas corporales a cualquier médico, sino solo a médicos experimentados que conocen cómo tratarlas, así también los pecados deben ser revelados, no a cualquiera, sino a los que son capaces de sanarlos: “La misma forma puede ser observada en la confesión de los pecados como en la manifestación de las enfermedades corporales. Así como los hombres revelan las enfermedades del cuerpo no a todos recién llegados sino a aquellos que son experimentados en su tratamiento, así también, la confesión de los pecados debe llevarse a cabo en presencia de aquellos que son capaces de tratarlos, como está escrito: “Los fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles” (Romanos 15:1), esto es, sacarlos del pecado por vuestras atenciones.



Cómo examinar nuestra conciencia
Segundo, tal como te sentarías y contarías tu dinero tras una transacción comercial, de la misma forma ve a un lugar a parte, hermano, y dos o tres semanas antes de acudir al padre espiritual que has encontrado, especialmente durante el inicio de los cuatro periodos de ayuno del año, acude a este lugar de quietud, y doblegando tu cabeza, examina tu conciencia, a lo que Filón el judío llama: “el estudio de la conciencia”, y sé para ti: “no un defensor, sino un juez de tus pecados”, según el bienaventurado Agustín. Considera, al igual que Ezequías, el transcurso de tu vida en el dolor y la amargura de tu alma: “Andaré humildemente todos mis años en la amargura de mi alma” (Isaías 38:15). Considera también cuántos pecados cometiste en obra, palabra, y por el acoplamiento de tus pensamientos, tras tu última confesión, contando los meses, las semanas y los días. Recuerda a la gente con la que has pecado y los lugares donde has pecado, y reflexiona en estas cosas con diligencia a fin de encontrar todos tus pecados. Así es cómo el Eclesiástico te aconseja por un lado, diciendo: “… y antes del juicio examínate a ti mismo” (Eclesiástico 18:20), y por otro lado, San Gregorio el Teólogo dice: “Examínate a ti mismo más que a tu prójimo. La cuenta de las acciones es mayor que la cuenta del dinero. Pues el dinero está sujeto a la corrupción, pero las acciones permanecen”.
Y así como los cazadores no se satisfacen con la simple búsqueda de un animal en el bosque, sino que buscan acabar con él por todos los medios, del mismo modo, hermano pecador, no debes estar igualmente satisfecho con el mero examen de tu conciencia y con la búsqueda de tus pecados, pues esto te aprovecha poco, sino lucha con toda la mente para eliminar tus pecados por el dolor del corazón, a saber, por la contrición y la aflicción. Y para adquirir la contrición, considera cuán gravemente has herido a Dios por tus pecados. Para adquirir también la aflicción, considera así mismo cuán gravemente te has herido a ti mismo por tus pecados.

Desde: https://cristoesortodoxo.com/2013/10/30/como-debe-prepararse-cada-uno-antes-de-la-confesion/


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