Hermandad
¿Cómo surgió la Hermandad?
La Hermandad en honor de la Santa Mártir Gran Princesa
Elisabeta surgió en el año 1994 en Minsk, la capital de la República de
Belarús. Todo comenzó con el hecho de que los parroquianos de la Catedral de
San Pedro y San Pablo que fue reabierta, empezaron a ayudar en los trabajos de
reparación: limpiar los desechos de construcción, desmontar paredes de
separación. En aquel entonces el padre Andrei Lemeshónok ya era sacerdote,
servía en la catedral y organizaba reuniones y conversaciones con
parroquianos. Se puede decir que de estas reuniones creció la hermandad.
Siguiendo el ejemplo de su patrona celestial y con la
bendición del padre Andrei, las hermanas de caridad fueron a cumplir los
mandamientos de Cristo, donde el amor y la atención eran especialmente
necesarios - en los hospitales y los internados para niños y adultos.
Actualmente la Hermandad cuenta con más de trescientos hermanas de caridad.
¿Qué hacen las hermanas de caridad?
Las visitas regulares, las conversaciones y el apoyo
espiritual a las personas aisladas de la sociedad – son las tareas que enfrenta
la Hermandad. Durante sus visitas las hermanas relatan sobre Dios, hablan con
los pacientes de sus problemas y necesidades, leen la literatura espiritual,
les ayudan a prepaparse para la Confesión y la Comunión.
Además de los hospitales, las hermanas llevan a cabo su
obediencia en las tiendas religiosas ubicadas en diferentes partes de Minsk.
Aparte de otros deberes en la tienda, ellas intentan responder a las preguntas,
relatan sobre la vida de la iglesia, consuelan e inspiran a la gente.
Como dicen muchas hermanas, su obediencia es más bien una
forma de vida. Para tener la fuerza interior de llevar amor y cariño a las
personas, se necesita una fuente de estas fuerzas. Por eso las hermanas de
caridad frecuentemente van a la Confesión y reciben la santa Comunión. Es
obligatorio que se asisten el acatista en nombre de la Santa Mártir Gran
Princesa Elisabeta y visiten las reuniones semanales de Hermandad.
¿Cómo llegar a ser una hermana de caridad?
Durante muchos años se ha desarrollado la siguiente
práctica. Primero, la gente tiene una conversación con el padre espiritual del
Convento, el arcipreste Andrei Lemeshónok. Si uno siente el deseo y la fuerza
para dedicarse a las obras de caridad, se lo pregunta al padre espiritual cómo
se puede realizarlo. Recibida la bendición, la futura hermana de caridad se
dirige a la hermana superiora de aquel sitio donde va a llevar su obediencia.
También se le pueden ofrecer a ayudar en las tiendas religiosas o en los
talleres del Convento. Al principio, una persona trabaja junto con una hermana
más experimentada. Habiendo pasado este período, la nueva hermana de caridad
recibe el hábito y tiene su obediencia independiente.
“Es muy importante que dediquemos nuestra vida no sólo a
nuestras necesidades, sino que empecemos a entregarla a otras personas. En este
consiste la verdad y la fuerza del Señor que se realiza en la debilidad y
gracias a la cual cambiamos, acudiendo en ayuda a los enfermos, a las personas
que han perdido la esperanza y el camino correcto. A través de nosotros, el
Señor da palabra y consuelo a estas personas. Además, nosotros mismos crecemos
espiritualmente. Es muy importante para nosotros, ya que el mundo moderno se
caracteriza por el egoísmo: vive la vida para ti mismo, no importa cómo viven
los demás. Por eso el servicio de hermanas de caridad, donde uno gasta su
tiempo, su fuerza, su corazón para servir al prójimo, - siempre se recompensa
mil veces. Dios le da a una persona la experiencia del amor, la experiencia de
la misericordia que serán necesarias en la vida eterna”.
Arcipreste Andrei Lemeshónok
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