“El mandamiento de honrar a los padres no se limita con el mundo de los vivos. Los difuntos necesitan aún más nuestra ayuda y atención. Cuidamos de nuestros padres mientras están vivos, pero dejamos a nuestros antepasados difuntos sin nuestra compasión. Los difuntos tienen menester de nuestras oraciones de la misma manera que los vivos necesitan comida terrenal. Es difícil imaginar uno que se niegue a darles a su madre o padre enfermos un vaso de agua. ¿Cómo, entonces, llamarle al hombre que les deja a sus padres difuntos sin su ayuda, sin sus oraciones, en el mundo de ultratumba?”
Sermones
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