Un hombre caminaba por el desierto acompaƱado por su familia. Ya atormentados por la sed, vieron por delante un pozo y corrieron hacia Ć©l. Pero la voz interior le dijo al hombre que el agua del pozo estaba envenenada. No obstante, el hombre no reparĆ³ en ello y empezĆ³ a dar agua a su esposa e hijos. Cuando sacĆ³ la Ćŗltima porciĆ³n para saciar su propia sed, sus familiares ya estaban agonizando, retorciĆ©ndose en convulsiones. Entonces rezĆ³, suplicando:
- ¡SeƱor, salva a mi familia, salva a mi mujer y mis hijos! La sed ha sido
mƔs fuerte y he ignorado Tu advertencia.
- Te voy a devolver a tus queridos, - dijo Dios, - si me contestas una
pregunta MĆa. ¿QuĆ© es lo mĆ”s incomprensible en el hombre?
El viajero, temiendo dar una respuesta incorrecta, estuvo pensando mucho
tiempo y, por fin, dijo:
- Lo mĆ”s incomprensible en el hombre es que toda su vida ve alrededor de sĆ
la muerte de otras personas, pero sigue viviendo de tal manera, como si nunca
muriera.
Y el SeƱor le devolviĆ³ la vida a su familia.
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