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Un santo milagroso del siglo XX: San Juan, arzobispo de Shanghái y San Francisco


 La fama del jerarca se difundía entre los ortodoxos y otras confesiones Cristianas. Así, en una iglesia católica de París el párroco intentaba dar ánimo a los jóvenes con las siguientes palabras: “Estáis exigiendo pruebas, estáis diciendo que ahora ya no tenemos ni milagros, ni santos. ¿Para qué tengo que daros pruebas teóricas si hoy por las calles de París anda santo Juan el Descalzo?”

Al jerarca se le conocía y apreciaba en todo el mundo. En París el administrador de la estación ferrocarril retrasaba la salida del tren hasta la llegada del “arzobispo ruso”. En todos los hospitales europeos sabían sobre este obispo, el cual podía rezar por alguien moribundo toda la noche. Le llamaban a que visitara a un gravemente enfermo - sea católico, protestante, ortodoxo u otro - porque cuando rezaba, Dios mostraba misericordia.


Miguel Maximóvitch nació dentro de una familia noble en en una de sus fincas cerca de Járkov en Ucrania, el 4 de Junio de 1896. Su padre se llamaba Boris y su madre Glafira. Aunque vivían en Ucrania, el linaje de Miguel provenía de Siberia.

Edad Temprana

El joven Miguel encontró difícil el decidirse si quería entrar en el servicio militar o civil. Comenzó sus estudios en la cercana Academia Militar de Poltava, en donde se destacó académicamente. No le agradaban dos de sus clases: la educación física y el baile.  Era muy querido en la escuela y sobre todo fue muy exitoso. Pero sentía que había algo más en la vida que seguir el camino del servicio militar. Reconociendo tempranamente que su amor por la Iglesia eventualmente lo llevaría en esa dirección. Este reconocimiento fue notado a su vez por el capellán de la academia e incluso por el arzobispo de Járkov.

Después de la academia militar, Miguel entró en la escuela de leyes de Járkov. Al graduarse de la escuela de leyes en 1918 –a la edad de 22, trabajó por algún tiempo en el sistema judicial. Posteriormente hizo notar que mientras estudiaba las ciencias mundanas en la escuela, se adentró mucho más en el estudio de la ciencia de ciencias: la vida espiritual.

Con los eventos que rodearon la Revolución Rusa, la familia Maximovitch escapó a Yugoslavia. Miguel comenzó sus estudios teológicos en la Universidad de San Sava. Completándolos en el año 1925 y poco después fue tonsurado monje, recibiendo el nombre de Juan. (De hecho el joven monje fue nombrado en honor a un familiar lejano de él: San Juan, Metropolitano de Tobolsk, que vivió en el Siglo XVIII)
El Padre Juan poco después fue ordenado al diaconado y al sacerdocio. Fue maestro de estudios religiosos en la Preparatorio del Estado Serbio y después fue designado como maestro del Seminario Teológico de San Juan en Bitol en la Diócesis de Ocrida.  

Hieromonje Juan

El ascetismo del Hieromonje Juan (el cual consistía entre otras cosas el alimentarse con una sola comida cuaresmal al día y en la Semana Santa comiendo solo prosfora y antidoron cada día; continua oración y estudio de las Escrituras; guardar la vigilia y permitirse quedarse dormido tan solo por algunas horas en medio de la noche, etc…) llamó la atención del obispo diocesano Nicolai (Velimirovich). El obispo a menudo compartía palabras afectuosas acerca del Padre Juan: “Si deseas ver a un santo, dirígete a Bitol y ve al Padre Juan,” decía.  “Escuchad al Padre Juan, porque él es un ángel de Dios en la figura de un hombre.” De hecho, la mayoría de los que le conocían estaban convencidos de que el Padre Juan completamente vivía la vida “angelical” (vida monástica) con cada parte de su ser.

El Padre Juan era conocido por poseer mucha energía, yendo a toda marcha desde el alba hasta después de la medianoche. No se distinguía por hablar mucho, pero cuando hablaba, lo hacía diciendo algo importante. Tenía un agradable sentido del humor y una memoria casi fotográfica. No era especialmente alto, y tenía un impedimento menor del habla: tartamudeaba. Prefería no dormir en la cama, sino en una silla durante sus cortas siestas nocturnas.

Obispo Juan en China

En 1934, el Sínodo de Obispos de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero (R.O.C.A.) eligió al Padre Juan al episcopado, y lo asignó a Shanghái como obispo vicario de la Diócesis de China de la R.O.C.A. Esta asignación llegó como absoluta sorpresa al Padre Juan; hizo la observación a un amigo de que por equivocación había recibido la notificación del Santo Sínodo de la elección de otro Hieromonje llamado Juan. Cuando se enteró que él era el padre Juan en cuestión, dijo que entonces era aún una mayor equivocación. El pidió declinar, debido a su impedimento del habla. Pero los obispos le recordaron que incluso el Profeta Moisés tenía una dificultad similar.  El Padre Juan fue consagrado al episcopado el 28 de Mayo de 1934.

El Obispo Juan, que ya tenía 39 años, arribó por barco en Shanghái en Noviembre del año siguiente. Entre sus tareas como nuevo obispo fue el terminar de edificar la catedral; la supervisión de los edificios de las parroquias, un asilo, un orfanatorio, un hospital, etc.; distintas amargas disputas jurisdiccionales (entre los serbios, rusos, griegos, y ucranianos de Shanghái); la educación religiosa y étnica de los niños ortodoxos, etc.; sin mencionar el cuidado pastoral de su rebaño.

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Su rutina diaria litúrgica y espiritual consistía en una vigilia completa; la mayor parte de la noche la pasaba en oración privada; Divina Liturgia; las horas diarias; etc. Se decía que visitaba a los enfermos y los prisioneros a diario, llevando consigo los Santos Dones para que recibieran la comunión. 
A menudo reunía a los niños enfermos y hambrientos de la ciudad que vivían en las calles y él les daba refugio en su orfanato (tenía un amor especial por toda la gente joven). No todos los habitantes de Shanghái podían comprar la ropa suficiente, y muchos caminaban sin abrigo ni zapatos.  El Obispo Juan a menudo daba ropa (a veces su propia ropa) a los necesitados que él veía. Era un visitante frecuente de las prisiones y asilos en Shanghái, visitando a todos los presos y pacientes, ya fueran ortodoxos o no.

Después del final de la Segunda Guerra Mundial, el Patriarcado de Moscú buscó reforzar sus lazos con los fieles ortodoxos en el Lejano Oriente. La mayoría de los obispos en la región reafirmaron su lealtad al Patriarcado, pero el Obispo Juan se opuso rotundamente: “Soy leal al Sínodo en el Extranjero, y he de caminar en la senda que este dirija para mí.” La dificultad era de que muchos (incluido el Obispo Juan) creían que ser leal al Patriarcado de Moscú era lo mismo que ser leal a los Soviéticos. Creían que el Patriarcado de Moscú no era más que una marioneta del gobierno soviético.  El Obispo Juan se mantuvo en contra de esa lealtad al Patriarcado. El Sínodo en el Extranjero elevó al Obispo Juan al Arzobispado de China, con lealtad directa a la R.O.C.A. Este movimiento tristemente causó una continua y creciente dificultad entre muchas de las jurisdicciones ortodoxas en el Lejano Oriente e incluso alrededor del mundo. No obstante, el Arzobispo Juan continuó su ejemplar y extraordinario cuidado de los fieles.

A finales de la década de 1940 el Partido Comunista Chino llegó al poder, y muchos rusos huyeron  buscando refugio al extranjero a Filipinas y otros lugares. Las condiciones en que vivían los refugiados eran muy primitivas.

En 1949 en la isla Tubabao vivían unos 5 mil refugiados rusos. La isla se encuentra en la ruta de tifones estacionales que corren a través de este sector del océano Pacífico. Pero durante los 27 meses que el campamento ruso estaba allí, sólo una vez hubo amenaza de tifón, pero éste cambió su rumbo y no tocó la isla. Cuando un ruso hablando con unos filipinos dijo sobre su miedo a tifones, le respondieron que no tenía que preocuparse, porque "vuestro hombre santo bendice vuestro campamento por los cuatro lados”. Cuando el campamento fue evacuado, un tifón tremendo arruinó por completo todos los edificios de la isla.

Pudieron irse gracias a los esfuerzos y oraciones del arzobispo que viajó desde Tubabao en las Filipinas a Washington D.C., donde exitosamente peticionó al servicio Inmigratorio y de Naturalización de los Estados Unidos que permitieran a los refugiados rusos el llegar a los Estados Unidos.


Arzobispo Juan en Europa y América

En 1951, el Sínodo en el Extranjero asignó al Arzobispo Juan a Paris y Bruselas, en donde fue el pastor de la Diócesis de Europa Occidental de la ROCA. Mientras estuvo en Europa, el Arzobispo Juan se interesó en las vidas de muchos santos que habían sido venerados en el Occidente, pero que no eran conocidos o habían sido olvidados en el Oriente Ortodoxo (tal como San Patricio de Irlanda). A través de sus esfuerzos, el calendario ortodoxo añadió y restauró numerosos hombres y mujeres santas para su veneración.

En 1962, el Arzobispo Juan fue asignado a la Arquidiócesis de América Occidental y San Francisco de la R.O.C.A. Se le dio una tarea muy difícil  de completar la construcción de la catedral, obra que había sido suspendida debido a la falta de fondos, así como las agudas disputas entre la comunidad de la parroquia. Pero con su liderazgo, en dos años se completó la catedral.

Numerosos milagros y señales se manifestaron durante la vida y testimonio del Arzobispo Juan. A menudo recibía el don de la clarividencia y comprensión profética, y sus oraciones muchas veces obraron sanaciones milagrosas e inmediatas. En muchas, muchas ocasiones la gente fue maravillosamente ayudada con su amorosa atención por su bienestar y salvación.

Dormición en el Señor

En un viaje a Seattle, acompañando al milagroso icono de la Madre de Dios de Kursk, el Arzobispo Juan durmió en el Señor después de la Divina Liturgia el 2 de Julio de 1966 (19 de Junio en el calendario antiguo, el cual usaba el arzobispo). A él le encontraron postrado: murió rezando ante el icono de la Purísima.

Después de ser llevado a San Francisco, su cuerpo permaneció en la catedral hasta el funeral, el cual se llevó a cabo el 7 de Julio. Durante este periodo de tiempo su cuerpo no se deterioró (No había sido embalsamado.) Después del funeral, su ataúd fue colocado en una cripta en una capilla debajo de la catedral. Este extraordinario método de sepultura requirió un permiso especial de la ciudad de San Francisco. George Christopher, un laico perteneciente a la Iglesia Ortodoxa Griega que posteriormente se convirtió en mayor de San Francisco, ayudó en esta petición.

A través de los años desde su fallecimiento, la reputación del Arzobispo Juan ha crecido continuamente.  Desde el verano de 1966 multitudes de personas han hecho peregrinación a su tumba. Reportes de milagros conectados con sus intercesiones (similares a aquellos ocurridos durante su vida) continúan saliendo a la luz desde distintas fuentes – tanto ortodoxas como no ortodoxas, cristianos y no cristianos.

En 1993 se designó una comisión especial para examinar los restos del arzobispo. Esta comisión reportó que sus reliquias a través de los años desde su fallecimiento habían permanecido incorruptas. Esta es una señal concedida ocasionalmente por el Señor a ciertas personas cuyas vidas manifestaron una rectitud ejemplar. El 2 de Julio de 1994, durante el 27º aniversario de su dormición en el Señor, el Arzobispo Juan (Maximovitch) fue glorificado como “Milagroso de Shanghái y San Francisco” por la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero.

Fuente: http://ocamexico.org/news_130702_3.html

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