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El peligro de la pasión sexual y consejos para la lucha


La naturaleza pecaminosa, como causa de desviación de lo normal

Fuera de la familia no debe haber ninguna vida sexual. Fuera de la familia ésta debe apaciguarse — sea en la virginidad voluntaria u obligada vida solitaria. Las exigencias de la salud coinciden aquí con las exigencias del cristianismo. Toda vida sexual fuera del matrimonio, dando una satisfacción temporal, empuja al hombre a la mentira y siempre al pecado — ya que la vida sexual fuera del matrimonio es el triunfo de la pura sexualidad a cuenta de la faceta espiritual.

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Aquí habrá que mencionar la parte oscura del sexo, que representan la vulneración de lo normal. Ya se dijo, que el instinto del sexo es uno de los mas fuertes en el ser humano y difícilmente gobernable. Si no se lo frena, puede degenerar en un fuerte deseo lúdico, capaz de vulnerar al ser humano físicamente y espiritualmente. La causa de esta desviación es nuestra naturaleza pecaminosa. Los animales son libres de este defecto. Con la caída en el pecado del primer hombre se vulneró el equilibrio entre sus fuerzas físicas y espirituales. Como resultado de esto, las necesidades naturales, a veces, degeneran en pasiones peligrosas. Así, la necesidad de alimentarse — en gula y ebriedad, y el instinto de reproducción en ingobernable lujuria. En esto está nuestra tragedia. Siendo puestos por el Creador como cuidadores del mundo animal, como "reyes" — resultamos a menudo mucho peores que las criaturas irracionales (Ps. 49:13).

Las fuentes de tentación

La fuente de diferentes desviaciones del orden es no solo porque somos propensos al pecado, sino también los demonios — estos invisibles espíritus caídos que tienen un papel muy activo en nuestras caídas. De su actividad nefasta en la vida de los hombres hablan tanto las Sagradas Escrituras, como también los santos Padres (ver el articulo "En la puerta del infierno del fuego"). Los demonios influencian a los seres humanos a través de los pensamientos y sentidos. Durante muchos milenios de su nefasto trabajo ellos se perfeccionaron en el "arte" de la seducción. Su influencia sobre los seres humanos puede compararse con el hipnotismo, ebriedad o narcótico, cuando una persona toma las cosas no tal como son en realidad, sino en forma pervertida. Lo que es malo y pernicioso lo toma como gran felicidad, y en cambio lo que le traería la felicidad — como algo aburrido y innecesario. Es por la instigación del "demonio de lujuria" (como llaman los Padres de la Iglesia al espíritu impuro), que enciende en la gente el deseo lúdico, la pasión impura, a veces, toma formas mas monstruosas y repelentes. Los santos Padres afirman que éste es el demonio de lo mas poderosos. Aparentemente su fuerza proviene de nuestra energía sexual, que se encuentra en la base de nuestro ser.

Según las profecías de los santos Padres, una de las caracteristicas de la proximidad del fin del mundo, será el aumento general de lujuria, depravación carnal, e indomable voluptuosidad. Comprendiendo, que llega su fin, los demonios dirigirán toda su energía para encender en los seres humanos la lujuria, porque a través de esta pasión es más fácil alejar al hombre de Dios, justamente por las pasiones carnales el ser humano pierde su imagen y semejanza a Dios.

Consejos para luchar con la pasión lujuriosa

El factor más importante en la lucha con cualquier pasión — es la entereza espiritual, dirigida a Dios. Cuando nuestro corazón arde con el amor a Dios, los deleites terrenales nos parecen ínfimos y aburridos. Por eso hay que con todas nuestras fuerzas calentar el alma con amor a Dios. A eso ayuda la lectura de la literatura espiritual, la oración sincera, pensar en nuestro Señor, asistir a los oficios religiosos, confesión y comunión frecuentes, y obras de bien… Mientras estamos espiritualmente enteros, todas las flechas de diablo rebotaran de nosotros, como de una roca.

Pero en cuando nos debilitamos, el enemigo ataca. Por eso: "Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Ped. 5:8).

He aquí algunos consejos para la lucha con la pasión lúdica:
  1. Hay que mantener siempre a nuestra mente ocupada con pensamientos buenos y útiles: Oración, pensamientos piadosos, acordándose de Dios hacer nuestras cosas indispensables, trabajos intelectuales, cosas útiles... Todas las tentaciones entran por la mente, y tienen sus etapas para vencer: primero un pensamiento impuro (a veces provocado por lo que vimos o oímos); luego fascinación (esclavización) que vence a la voluntad y a fin, la caída. Parar la tentación es más fácil en su primer estadio, cuando el pensamiento tentador todavía no se transformó en deseo lúdico. El pensamiento que vaga sin rumbo, fácilmente pasa a ser pecaminoso. Por eso el san Efrem Sirin aconseja "Piensa en lo bueno para no pensar en lo malo."
  2. Protegerse de la tentación. Ojos y oído son puertas del alma. Hay que tenerlos bajo continuo control para no dar entrada en el alma a algo tentador. No mirar fotos o películas tentadoras, no escuchar la música sensual y violenta, no admiran la belleza tentadora de algunas personas... severamente seleccionar sus lecturas.
  3. El pecado es contagioso. Gran influencia tiene sobre nosotros la gente con la cual nos relacionamos. "las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres" (1 Cor. 15:33). Por eso, eviten la sociedad licenciosa, que les puede arrastrar con ejemplos malos; no escuchen anécdotas cínicos y paren al relator, llamándolo a la decencia; o aléjense para siempre de compaginas donde se escuchan tales cosas.
  4. La salud del cuerpo fomenta la salud del alma. Es necesario llevar una vida contenida y activa: Cumplir los ayunos (miércoles y viernes); una mesa sencilla y moderada, sin bebidas de alcohol o excitantes. Ropa interior simple, exterior — decente, la cama dura, el sueño moderado, levantarse temprano, lavarse con agua fresca, paseos al aire libre, trabajo físico... — esta higiene elemental y la manera de vida centrada, — tranquilizan las desordenadas pasiones sexuales.
  5. En ningún caso jueguen con las tentaciones, porque ese juego es y a la mitad de la caída. Los bailes tentadores, juegos con los besos, encuentros secretos, flirteo "como deporte" — son juegos peligrosos, en los cuales es fácil de resbalar y tener una gran caída.
  6. En la lucha con las tentaciones no se permitan ningún compromiso ni cedan en nada. Sean severos y sin compasión consigo mismo. Cuando el hombre no supo a tiempo eliminar un pensamiento tentador, y comenzó a mimarlo en su imaginación, este, rápidamente, dominara a su corazón y esclavizara a su voluntad, después de lo cual, la caída ya es casi inevitable.
  7. Pero, no se rindan, al sentir que las fuerzas flaquean y el pecado esta por vencer. Queda todavía un arma poderoso — es la oración de todo corazón. Allí, donde no alcanzan las fuerzas humanas llega la ayuda de la Gracia Divina. El Señor es fuerte de salvar aunque sea en el borde del abismo. De todo corazón llamen a Dios: "Señor, ten piedad!" o "Señor, sálvame, pecador, no me dejes pecar!"

La importancia del arrepentimiento y confesión

La fe cristiana da al hombre medios poderosos para luchar con el pecado y para sanar de las pasiones — estos son el arrepentimiento, y la confesión sincera ante un padre-confesor. (La abertura de los problemas espirituales a un experimentado psicólogo ó hasta a una persona allegada, se considera útil, por la sicología actual). Este es un hecho muy importante desde el punto de vista de la higiene espiritual y el desarrollo moral del hombre. No se debe considerar irreparable la pérdida de la pureza del alma. Los pecados, cuán pesados no sean, no deben transformarse en una fatalidad, que nos condena a deslizarnos cada vez más bajo. Cuantos jóvenes caen en desesperación y dejan de luchar con sus malas inclinaciones, porque perdieron la esperanza de enmendarse. Los Stos Padres indican la siguiente regularidad: antes de la caída en pecado, el demonio inculca al hombre, que Dios es muy bondadoso y le va a perdonar su "pequeño" pecado; en cambio, después de la caída, le dice, que su pecado es terrible y que es inútil luchar con su pasión. Pero hay que saber, que la Gracia de Cristo es fuerte de sanar hasta los más empedernidos hábitos pecaminosos. Solo hay que hacer el esfuerzo, abrir a Dios lo oculto en su alma enferma, y implorar perdón y ayuda.

Los pecados vinculados con la pasión lujuriosa son estos: aceptación de pensamientos impuros, goce con visiones sensuales, mirar con deseos impuros, desnudar sin vergüenza su cuerpo a la vista, conducta tentadora y atrevida, conversaciones inmodestas, anécdotas y chistes sucios, besos sensuales, abrazos y danzas provocativos, goce con música excitante, espectáculos tentadores, fotos pornográficas, lujuria de mano, lujuria, adulterio, depravación, diferentes desviaciones sexuales, homosexualismo. Este último pecado es muy repelente y pesado.

Aquí hay que hacer recordar, que pecan no solo los que caen en la tentación, sino más todavía, los tentadores. Por eso las doncellas y las mujeres deben portarse modestamente y con recato: no desnudar su cuerpo ante los extraños y no portarse en forma atrevida. "Ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!" — dice el Señor (Mat. 18:7).

Fuente: https://www.fatheralexander.org/booklets/spanish/chastity_s.htm

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