˟

El amor está por encima de la muerte




“Si, en verdad el amor es el mayor bien terrestre, y es una pena para aquellos quien no la saben”. Esas palabras imperadora Aleksandra se las escribió a su esposo Nicolás II.

El día de 17 de julio en  el convento de Santa Elisabeta conmemoran los Santos Mártires Reales. Una de las iglesias de nuestro convento está consagrada en su honor y en el día de la  fiesta patronal allí se celebrará La Liturgia Divina festiva. 
¿Pero cuál era la familia real? Por desgracia, poca gente lo sabe, aunque ahora hay mucha información sobre ellos.
Los Santos Mártires Reales son: el último emperador  ruso Nicolás II, su esposa Aleksandra, sus hijas Olga, Tatiana, María, Anastasia y su hijo Aleksei, quienes fueron martirizados en  julio de 1918 y 82 años más tarde La Iglesia Ortodoxa Rusa los canonizó.
Veneramos la Familia Real por su devoción a Dios; por el martirio; por darnos el ejemplo de los verdaderos líderes del país quienes lo trataron como a su propia familia. Después de la  revolución Nicolás II tuvo muchas posibilidades de abandonar Rusia, pero no lo hizo, porque quería compartir el destino de su país, por muy cruel que sea. La familia de zar no es el ejemplo de decisiones políticas correctas, y no es esta la razón por la que iglesia ortodoxa glorifica los Mártires Reales como los  Santos. Ellos nos dieron en ejemplo de la actitud cristiana del gobernador hacía su pueblo, del deseo de servirle incluso a costa de su vida.
Hoy día muchos intentan de recrear la imagen de la Familia Real: se han hecho  varias películas,se han escrito muchos libros. Pero lo mejor de todo  esta imagen se transmite por las cartas de Nicolás II y su esposa Aleksandra Fiódorovna, que ahora son accesibles a todos. Vamos a leerlas juntos.

Aleksandra: “Rezar por ti es mi alegría, cuando estamos separados. No puedo acostumbrarme a estar sin ti en casa incluso por el tiempo más corto,  aunque cinco de nuestros tesoros están cerca de mí”.

Nicolás: “¿Cómo puedo agradecerte tus dos cartas bonitas y lirios del valle? Respiro su aroma y a menudo me parece beso esos lugares que tocaron tus preciosos labios ... "

Aleksandra: “Todas mis oraciones y pensamientos cariñosos te siguen. Que Dios te dé la valentía y fuerza, y paciencia. Tienes más fe que nunca y eso es lo que te apoya.  Sí, solo la oración y la fe directa en la misericordia de Dios me dan la fuerza para soportar todo”.

Nicolás: “¡Cómo te estoy agradecido por tus cartas lindas! Son mi único consuelo en mi soledad, y espero su llegada con impaciencia. Durante los días de ayuno cada día por la mañana o por la tarde visitaba la iglesia...”

Nicolás: “Estoy aburrido y me siento vacio. Mentalmente siempre estamos juntos. Te abrazo fuertemente.”

Aleksandra: “Me gustaría mucho reducir tu pesada, ayudarte a soportarla, acariciar tu frente, abrazarte Pero cuando estamos juntos, y esto sucede muy raramente, no nos mostramos lo que sentimos. Cada uno se anima para el otro y sufre silenciosamente.”

Nicolás: “¡Mi querida dulce esposa! Las palabras escritas por ti siempre son tan profundas, y cuando las leo, su sentido penetra en el corazón y mis ojos a menudo se humedecen. Es difícil separarnos incluso por unos días. (…) Querida mía, te beso mucho porque ahora estoy libre y tengo tiempo para pensar en mi esposa y mi familia. Es raro, pero es así. Te abrazo con cariño y beso tu carita preciosa así como a todos queridos hijos…”

El último emperador ruso Nicolás II Romanov abdicó el trono el 2 de marzo de 1917. Después de su abdicación, Nicolás y su familia, su médico y los sirvientes fueron puestos bajo arresto domiciliario en un palacio en Tsarskoye Selo. Luego, en el verano de 1917, el gobierno provisional envió a los prisioneros al exilio en Tobolsk.
En la noche del 16 al 17 de julio, miembro de la Comisión Extraordinaria y el jefe de la ejecución, Yakov Yurovsky, despertó al emperador, a su esposa y a sus hijos. Les dijeron que se reunieran con el pretexto de que habían comenzado los disturbios en la ciudad y que había una necesidad urgente de ir a un lugar seguro. Los prisioneros fueron escoltados a una sala de semisótano con una ventana con barrotes, donde Yurovsky le dijo al Emperador: “Nikolai Alexandrovich, por decisión del Consejo Regional de Ural, usted y su familia serán disparados”. El chekista disparó a Nicolás II varias veces, los otros participantes de la ejecución mataron al resto de los sentenciados. Los que cayeron, pero aún estaban vivos, fueron rematados con disparos y apuñalados con bayonetas. Los cuerpos fueron llevados al patio, cargados en un camión y llevados a Ganina Yama, una mina abandonada de Iset. Allí fueron tirados en la mina, luego quemados y enterrados. Junto con la familia del Zar fueron fusilados el médico de la corte Yevgeniy Botkin y varios sirvientes: la sirvienta Anna Demidova, el cocinero Ivan Kharitonov y el ayuda de cámara Aleksey Trupp.
El fin terrestre de estas personas estaba lleno de sufrimientos. Tal agonía y sufrimientos, cuando parece que el corazón humano ya no va a sostener. Pero los recibieron con humildad, los recibieron de manera cristiana. Porque sabían: "el amor es el bien mayor", porque sabían que "de ahora en adelante no habrá separación". Y están juntos para siempre. Uno con otro y con Dios, a Quien oraron tanto el uno por el otro, y por todo el país, y a Quien ahora rezan por nosotros.

CONVERSATION

0 коммент.:

Отправить комментарий

Labels