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La decapitación del Santo y glorioso Profeta, Precursor y Bautista Juan

La decapitación del Profeta, Precursor del Señor, Juan el Bautista: Los Evangelistas Mateo (Mt.14:1-12) y Marcos (Marcos 6:14-29) presentan unos eventos sobre el fin martirico de Juan el Bautista en el año 32 después del nacimiento de Cristo.

Después del Bautismo del Señor, San Juan Bautista fue encerrado en la cárcel por Herodes Antipas, el Tetrarca (gobernante de un cuarto de la Tierra Santa) y gobernador de Galilea. (Después de la muerte del rey Herodes el Grande, los romanos dividieron el territorio de Palestina en cuatro partes, y pusieron un gobernador a cargo de cada parte. Herodes Antipas recibió Galilea del emperador Augusto).

El profeta de Dios Juan denunció a Herodes abiertamente por haberse ido de su legítima esposa, la hija del rey Aretas de Arabia, y entonces conviviendo con Herodías, la esposa de su hermano Felipe (Lucas 3:19-20). En su cumpleaños, Herodes tuvo un banquete para los dignatarios, los ancianos y mil ciudadanos principales. Salomé, la hija de Herodes, bailó ante los invitados y encanto a Herodes. En agradecimiento a la muchacha, él juró darle lo que ella pidiera, hasta la mitad de su reino.

La niña desvergonzada al consejo de su malvada madre Herodías pidió que se le entregara la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja. Herodes se llenó de aprensión, porque temía la ira de Dios por el asesinato de un profeta, a quien antes había escuchado. También temía al pueblo, que amaba el santo Precursor. Pero debido a los invitados y su juramento imprudente, mandó a que corten la cabeza de San Juan, y dársela a Salomé.
Según la Tradición, la boca del muerto predicador sobre el arrepentimiento, una vez más se abrió y proclamó: "Herodes, usted no debe tener la mujer de su hermano Felipe". Salomé tomó la bandeja con la cabeza de San Juan y se la dio a su madre. La frenética Herodías repetidamente apuñaló la lengua del profeta con una aguja y enterró la cabeza del santo en un lugar inmundo. Pero la piadosa Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes, enterró la cabeza de Juan el Bautista en una vasija de barro en el Monte de los Olivos, donde Herodes tenía una parcela de tierra. (El descubrimiento de la venerable cabeza se celebra el 24 de febrero). El santo cuerpo de Juan el Bautista fue tomado en esa noche por sus discípulos y fue enterrado en Sebastia, allí donde la maldad se había hecho.

Después del asesinato de San Juan el Bautista, Herodes siguió gobernando durante cierto tiempo. Poncio Pilatos, gobernador de Judea, más tarde envió a Jesucristo a él, de quien se burló. (Lucas 23:7-12).
El juicio de Dios vino sobre Herodes, Herodías y Salomé, incluso durante su vida terrenal. Salomé, cruzando el río Sikoris en el invierno, cayó en el hielo. El hielo cedió de tal manera que su cuerpo estaba en el agua, pero su cabeza estaba atrapada por encima del hielo. Era similar a la forma en que una vez ella había bailado con los pies en el suelo, pero ahora ella se sacudía desesperadamente en el agua helada. Así estuvo atrapada hasta ese momento en que el hielo agudo cortó a través de su cuello.
No encontraron su cadáver, pero trajeron la cabeza a Herodes y Herodías, como una vez se les había llevado la cabeza de San Juan el Bautista. El rey árabe Aretas, en venganza por la falta de respeto a su hija, hizo la guerra contra Herodes. El derrotado Herodes sufrió la ira del emperador romano Cayo Calígua (37-41) y fue exiliado con Herodías primero a Galia, y luego a España.

La decapitación de San Juan Bautista, un día de celebración establecido por la Iglesia, es también un día de ayuno estricto debido al dolor de los cristianos por la muerte violenta del santo. En algunas culturas ortodoxa gente piadosa no come la comida de un plato llano, no usan un cuchillo, o comen alimentos que son de forma redonda en este día.

Fuente: https://ocamexico.org/

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