Durante la celebración de los Servicios Divinos es importante estar como los Santos, y como los profetas inspirados por Dios: Isaías, Michael, Daniel y San Juan el Teólogo están “de pie en los cielos al lado del trono de Dios” (Isaías 6:2; 1.Reyes 22:19; Daniel 7:10; Apocalipsis 7:11), los cristianos igualmente no deben estar sentados, sino de pies.
La tradición en la Iglesia Ortodoxa de estar de pie durante las oraciones y los servicios eclesiásticos, no es solamente la representación espiritual de la Iglesia Celestial, sino también de la Iglesia del Antiguo Testamento.
En la descripción de la bendición de Salom en el templo se dice: “Todos los levitas cantores, Asaf, Hemán y Yedutún, con sus hijos y hermanos, vestidos de lino fino, estaban de pie al oriente del altar, tocando címbalos, salterios y cítaras, y con ellos 120 sacerdotes que tocaban las trompetas” (II Crónicas, 5:12); “Toda la congregación de Israel levantada” (II Crónicas 6:2). .
Podemos encontrar otro ejemplo en la Biblia, cuando se describe el reinado de Josafat. Para proteger su tierra natal de los Amonitas y de los hijos de Moab, él “se puso en pie en medio de la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la Casa del Señor, delante del atrio nuevo y Todo Judá estaba en pie ante el Señor con sus niños, sus mujeres y sus hijos”. (II Crónicas, 20:5, 13).
Ezra y Nehemiah, hablando sobre los servicios de los judíos después de la cautividad de Babilonia, dicen: “se presentaron los sacerdotes, revestidos de lino fino, con trompetas, y los levitas, hijos de Asaf, con címbalos, para alabar a Yahveh según las prescripciones de David, rey de Israel”. ( I Esdras, 3:10); “subieron al estrado de los levitas y clamaron en alta voz hacia el Señor su Dios, y los Levitas hicieron a la gente entender la ley; y las gentes se levantaban en las plazas” (Nehemías, 9;4,5; 8:7; también Mateo 6:5)
Estar de pies durante la oración era obligatorio entre los judíos, como se puede comprobar en la escrituras, en el Cielo y en la Iglesia del Viejo Testamento, los cristianos ortodoxos han mantenido la tradición, desde los tiempos apostólicos, de estar de pie durante los Servicios Divinos. Podemos comprobar en el Nuevo Testamento la validez de esta práctica, donde leemos las palabras de Cristo: “Levántate cuando estés rezando” (Marcos 9:25), y en la tradición apostólica, es proclamado: “Levantémonos correctamente”.
Los cristianos, de acuerdo a la enseñanza apostólica, deben estar de pie durante la lectura del Evangelio y durante la “Liturgia de los fieles”. Durante las otras lecturas y las homilías algunos estarán de pies y otros sentados. Tertuliano, en el año 190 D.C., mencionó la práctica de estar levantado durante los servicios. Dijo: “Algunos, en la preparación para la oración, se deshacen de las capas, y algunos creen que su deber es no levantarse, sino estar sentado, y nosotros no debemos imitar esta actitud. Es muy inapropiado rezar mientras estamos sentados mientras que una gran multitud de ángeles están de pie ante el rostro del Señor con temor y trepidación; sentados nos mostramos como personas que rezamos a regañadientes, sin cuidado, y con pereza”. San Agustín, cuando discutía sobre cómo se debía estar en la iglesia, dijo: “Movido por amor paternal, he avisado a aquellos que tienen dolencias en las piernas, o que tienen otras dolencias, que deben sentarse y oír atentamente las largas lecturas. Pero si alguno de nuestros hermanos sanos piensan que pueden estar sentados todo el rato… es peor aún, de los que se dedican a hablar ociosamente sin escuchar ellos mismos, ni permitir que otros escuchen. Por eso os pido a vuestras nobles hijas, y os imploro con paternal preocupación, que ninguno de vosotros se siente en las lecturas o homilías, a menos que una profunda debilidad del cuerpo os obligue a hacerlo.
En las primeras obras de los Padres de la Iglesia, se muestra una actitud muy reverente durante los servicios y los oficios sagrados. En uno de esos escritos se dice: “Uno debe levantarse y no mirar alrededor, no se debe apoyar en un pilar o columna, tampoco en el bastón, ni se puede pasar el peso de una pierna a la otra”.
El estar de pie ante Dios y Sus santos durante el servicio eclesiástico es la única postura aceptable para los fieles, como para los que están sirviendo, tanto para los que están rezando, ya el sirviente nunca está sentado ante su Señor. Los fieles todos somos sirvientes de Dios, redimidos con Su Sangre (Lucas 17: 10; 1 Cor. 6:19 20).
La vida entera de un cristiano ortodoxo, de acuerdo con las Escrituras debe ser una continua nobleza espiritual y atención hacia Dios. El Apóstol Pablo dice: “Permanezcan firmes en la fe” (I Cor 16:13); “Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza” (Efs. 6:14); “perseveren firmemente en el Señor”(Flip 4:1). Si el cristiano debe estar siempre de pie en guardia espiritual, para su salvación, entonces él tiene que hacer más todavía durante los servicios divinos de la Iglesia, ya que es una expresión y un enriquecimiento al servicio que ofrecemos diariamente a Dios. Si el espíritu de los que sirven y rezan se dirige hacia lo Alto, ¿acaso no subiremos también el cuerpo que es el sujeto de él? Estar de pié durante los servicios Divinos nos enseña a ser humildes servidores, preparados, atentos y deseando el servicio de Dios. No muy diferente como en los sacrificios del Antiguo Testamento: los fieles, de pie y cansándose durante el servicio, sus cuerpos son simbólicamente ofrecidos a Dios, como bien dice el Apóstol: “Yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer” (Romanos 12:1).
Extraído de Orthodox Life, volumen 33, Nº 6, pp.48-49. Fragmento del libro The Concern of the Orthodox Church for the Salvation of the World, escrito por el Reverendo G. S. Debolsky. Traducido del ruso por Maria Naumenko.
Artículo original: http://orthodoxinfo.com/praxis/whystand.aspx
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