El internado No. 3 para ancianos y minusválidos fue abierto el 12 de julio de 1982. Es una institución médica-social, destinada para residencia permanente de ancianos y minusválidos que padecen trastornos psíquicos crónicos y necesitan atención asistencial y residencial.
A una persona acostumbrada a las comodidades y el confort de hogar le costaría mucho imaginar ¿Qué es un internado? ¿Para qué vienen aquí las hermanas de caridad? Es muy importante para ellas que los habitantes del internado se acerquen a Dios y tomen parte en la vida de la Iglesia.
Puede parecer que los pacientes con enfermedades psíquicas son incapaces de entender la esencia de los oficios religiosos y los Sacramentos de la Iglesia. Pero no es cierto. El alma de cada persona tiene una necesidad vital de alimento espiritual, a pesar de los morbos que padece el cuerpo.
Un científico francés, Jean Vanier, que trabaja con gente enferma visitó una vez el internado. Decía que el camino de estos pacientes hacia Dios es muy corto. Una persona de mente sana primero tiene que analizarlo todo, y por eso le es difícil llegar a Dios. Mientras que los enfermos perciben a Dios directamente con el corazón. Les acompañamos a la liturgia, y aunque no lo pueden entender todo con la mente, se sienten atraídos por el Cáliz, aspiran a participar en la Santa Comunión.
No fue casual la aparición de la iglesia en honor de santa Xenia de San Petersburgo la Bienaventurada. La hermana mayor de la Hermandad Zinaída Lóbosova se acuerda de aquellos acontecimientos: “En el internado vive la gente que, en mayoría de los casos, no pueden salir fuera del territorio. Muchos de ellos crecieron en el internado infantil y luego fueron trasladados aquí. Y cuando empezamos a visitar el hospital y, más tarde, los internados, cuando para muchos pacientes se presentó la posibilidad de comulgar, desde luego, nos dieron muchas ganas de que tomasen parte en la Liturgia.
Por eso surgió el idea de fundar una iglesia dentro de los muros del internado. Por alguna razón nadie pensó qué nombre iba a llevar ese templo... Una vez un sacerdote (de otra parroquia) nos preguntó: “En honor de quién va a ser vuestra iglesia?” – “No lo hemos pensado... Una iglesia y nada más...” – “Estaría bien en honor de santa Xenia...” Y consentimos que sería razonable y correcto – una iglesia de santa Xenia la Bienaventurada”.
El arcipreste Andrey Lemeshónok: “Los habitantes del internado cantan en la iglesia las oraciones que aprendieron con las hermanas, una vez a la semana se oficia el Acatisto a santa Xenia – ¿dónde más puede uno ver algo así? En el internado se siente mucho la gracia de Dios, ella cubre este lugar, tan lúgubre a primera vista. Son muy sorprendentes los ojos de los pacientes al recibir la Santa Comunión – tienen allí algo ardiente y extraterrestre. Al verlo uno puede sentir la proximidad de Dios. También en el internado existe una escuela dominical.
Los que viven en el internado son muy sensibles al estado anímico de otras personas y muy compasivos. Son más atentos y sagaces. Cuando le están mirando a uno, ven en éste lo principal.
Dios les ama mucho a esta gente. Las enfermedades y aflicciones que hoy son parte de la vida de los habitantes del internado, los protegen de las tentaciones y vicios del mundo – atractivos por el exterior, pero en su esencia - sucios y funestos para el alma de uno. Tienen un mundo distinto. En su mundo se está con facilidad, porque allí no hay engaño ni falsedad que son atributos de nuestro mundo.
Sí, claro que hay groserías, palabrotas, diversas peculiaridades de la conducta de cada residente. No se puede idealizar su vida. Pero tienen algo que les hace capaces de hablar con Dios y entender profundamente los problemas íntimos de otras personas. En su mundo reina la sinceridad y la sencillez, allí existe otra dimensión, otra Tierra, uno se siente de una manera distinta, porque allí todos son auténticos, son tal como son”.
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