Antiguo y el Nuevo Testamento, y quedaba en la iglesia para que lo leyese aquél de los hermanos que quisiera hacerlo. Vino un hermano extranjero para visitar al anciano, y al ver el códice, deseó tenerlo y, robÔndolo, se marchó.
El anciano no fue en su seguimiento, aunque entendió la cosa. Entretanto, fue el otro a la ciudad y buscaba venderlo, y encontró a uno que lo querĆa comprar, y le pidió diecisĆ©is monedas. Pero el comprador le dijo: “DĆ”melo antes, para hacerlo ver, y despuĆ©s te pagarĆ©”. Se lo dio, y Ć©l lo tomó y lo llevó a abba Gelasio para que lo viera y se pronunciase sobre el precio que pedĆa el vendedor.
El anciano le dijo: “Cómpralo, porque es bueno y vale el precio que dijiste”.
Fue el hombre y al vendedor le dijo otra cosa, no lo que hablara el anciano: “Le mostrĆ© el libro a abba Gelasio, y me dijo que es demasiado, porque no vale el precio que dijiste”. Al oĆrlo le preguntó: “¿El anciano no dijo nada mĆ”s?”. Respondió: “No”. Le dijo entonces: “Ya no quiero venderlo”.
Arrepentido, fue a pedir perdón al anciano, y le rogó que aceptase el códice. El anciano no lo querĆa recibir. Le dijo entonces el hermano: “Si no lo tomas, yo no tendrĆ© paz”. Le respondió el anciano: “Si no vas a tener paz, entonces lo acepto”. Y el hermano permaneció en ese lugar hasta su muerte, edificado por la obra del anciano.
Traducido por el CatƔlogo del convento de Santa Elisabeta
desde: https://obitel-minsk.ru/chitat/den-za-dnyom/2018/o-terpenii-zla
desde: https://obitel-minsk.ru/chitat/den-za-dnyom/2018/o-terpenii-zla
Si le gustan nuestras publicaciones
¡Suscribase a nuestras noticias para ayudarnos a mejorar el Blog!
Elija productos artesanos y apoye las obras de caridad TODO el beneficio de las ventas se dirige al apostolado del convento de Santa Elisabeta |
0 комменŃ.:
ŠŃŠæŃŠ°Š²ŠøŃŃ ŠŗŠ¾Š¼Š¼ŠµŠ½ŃŠ°Ńий